El Códice Vaticano.

Autor: Jesús Morfín Garduño.
Seudónimo: Huitzilíhuitl.
Universidad Comunitaria
     
Antropología Política                             e-mail:  ecocidio@yahoo.com.mx
     
Nahui Ollin de Mallinalco

     La "fantástica" cronología que refirieron los cronistas e investigadores como Alexander Humbolt y Manuel Orozco y Berra sobre el Códice Vaticano (copia hispana de un códice tenochca desaparecido) es reveladora y coherente con los datos que se tienen sobre la reciente historia geológica del continente americano y las tradiciones de la Grecia antigua sobre la inundación marina de un continente, la Atlántida.

     Uno de los primeros investigadores que pusieron en duda dicha cronología fue Don Alfredo Chavero, porque exedía la cronología bíblica que aún era tomada en cuenta por los hombres de ciencia del siglo XIX. Dicha cronología tampoco es tomada en serio por los actuales investigadores porque la Arqueología no había podido comprobar la pasada existencia de civilizaciones en tiempos anteriores al Holoceno, pero hoy en día existen investigaciones arqueológicas que lo están comprobando.

     La Historia de los Soles del Códice Vaticano nos habla de cuatro épocas o soles por los que ha pasado la población americana. El primer sol, Atonátiuh o sol de agua, terminó con una inundación generalizada del continente por las aguas del mar, según lo muestran los símbolos del códice con un fondo azul como el océano. Nos refiere Alfredo Chavero en su Historia Antigua y de la Conquista, que aparece en la parte central superior la Señora del agua, Chalchiutlicue, la de la falda azul.

     Podemos observar a un hombre en actitud de nadar saliendo de su casa inundada, así como a los peces que poblaron el nuevo mar sobre las tierras inundadas. Se muestra una pareja dentro del tronco hueco de un ahuehuete refiriéndose a los sobrevivientes de la catástrofe.

     En la parte inferior aparece un hombre muerto de gran tamaño, que pudiéramos interpretar como el fin de una gran civilización o bien como la extinción de los grandes mamíferos del Pleistoceno.

     En los numerales que aparecen en la esquina superior izquierda, resaltan diez tzontlis o grupos de cuatrocientos años, que significan un total de cuatro mil años, según la opinión generalizada de los primeros cronistas del códice, y que retomo sugiriendo además que los otros ocho símbolos deben referirse a ocho cempohuallis o cuentas de veinte, en el entendido de que manejaban una numeración vigesimal y en este caso refiriéndose a números grandes, con lo que obtenemos un total de 4160 años como aproximación de la duración del primer sol.

     En el extremo superior derecho aparece la fecha calendárica de un día matlactli atl o diez agua, así como el símbolo que se refiere a la veintena de días llamada atemoztli y un atado de zacate que alude al solsticio de invierno, nos dice Don Alfredo Chavero.

     Según la duración de los otros tres soles, esta inundación americana ocurrió aproximadamente hace 14000 años. En aquel tiempo Norteamérica se encontraba invadida por el glacial conocido como Wisconciniano, cuya variación en el avance y retroceso de los hielos la podemos observar en la siguiente gráfica:

    Esta gráfica se encuentra en la página web del Profesor Stevens de la Universidad de Wisconsin.   En la teoría de las glaciaciones se proponen varias hipótesis para explicar las variaciones en el avance y retroceso de los hielos, el cambio de patrón que podemos observar en la gráfica hace casi 14000 años, podría relacionarse con una inundación marina del continente.

     Al segundo sol, Ehecatonátiuh o sol de aire, le corresponde una duración aproximada de 4200 años. En el códice se resaltan frecuentes nevadas y ventiscas expresadas por las líneas de puntos y figuras rectangulares que rodean la caverna, las cuales llegaban a cubrir por lo menos el altiplano mexicano como influencias de los avances de los hielos en los últimos tiempos del glacial Wisconsiniano, que terminó según la grafica anterior hace unos 9500 años, lo cual es coherente con el final de este segundo sol hace 9800 años, según la cronología del códice.

     Aparece Ehécatl, Señor del viento, que es el mismo Quetzalcóatl, con su cauda de culebra adornada de plumas.

     Seguramente en este tiempo hubo una gran cantidad de inmigrantes asiáticos a través del Estrecho de Bering y el océano Pacífico, que llegaron a poblar el continente después de que había quedado prácticamente deshabitado por causa de la pasada inundación. Los pobladores se refugiaron en cuevas, cuyo nombre oztotl se relaciona con el de ozomatli o mono, figura que se muestra repetidamente en la gráfica.. Esta época se relaciona con un día ce ocelotl de la veintena pachtli, así como con el equinoccio de primavera, según los símbolos del extremo superior izquierdo.

     El tercer sol, Tletonátiuh o sol de fuego, tuvo una duración aproximada de 4480 años. Se caracterizó por una gran actividad volcánica en el territorio mexicano, a lo largo de la cordillera Neovolcánica, como lo expresa el códice mediante una olla hirviente y las casas invadidas por la lava. Aquí aparece Xiuhtecutli, Señor del fuego. Los pájaros parecen aludir a la subida y caída de materiales incandescentes.

     En este sol debieron haber llegado al Golfo de México embarcaciones de hombres afroasiáticos que cruzaron el Atlántico procedentes de Africa. Milenios después se expresaría en las colosales cabezas olmecas. Dichas embarcaciones tuvieron que pertenecer a los Antiguos reyes del mar que descubrió Charles H Hapgood en base al estudio de mapas como el de Piri Reis.

     Esta época la relacionaron con un día chicnahui ollin de la veintena xilomanilistli y con el solsticio de verano, según los jeroglíficos de la izquierda.

     El cuarto sol, Tlaltonátiuh o sol de tierra, tiene una duración aproximada de 5320 años, en el códice aparece Xochiquetzal, Señora de las flores, sobre un fondo rojo que simboliza un gran sacrificio de sangre, el cual debe referirse a la antigua cultura de sacrificios humanos y a las muertes en las guerras que se han venido realizando a lo largo de la historia.

     Sin embargo muestra un desenlace feliz, en el que las personas portan flores y banderas, al igual que las portaban los mártires en los sacrificios rituales, los cuales recibían el nombre de xochimíqui, “mártir floreciente”. Esto significa que los habitantes del final de este sol, se identificarán como las reencarnaciones de los mártires de los sacrificios rituales y de las guerras de la historia.

     Xochiquetzal sostiene dos ramas de flores, que son identificables con las dos serpientes que se encuentran en la parte inferior de la Piedra del Sol y con las dos serpientes que se encuentran en la parte superior de la Coatlicue, las cuales representan a la civilización prehistórica mundial que se sacrificó y a la nueva civilización mundial que se ha conformado a través de nuestra historia.

     Incluso podemos interpretar que la rama de flores del lado izquierdo se refiere a la resurrección de los hombres de la antigua humanidad que murieron en los sacrificios y guerras para el desarrollo de la nueva humanidad, con la cual se mezclaron las mujeres de la antigua civilización, por lo que su resurrección aparece representada por la rama de flores del lado derecho, junto con la resurrección de mujeres y hombres de nuestra historia universal.

     Así que las culturas mesoamericanas no sólo fueron capaces de vislumbrar tiempos pasados muy remotos, sino que además programaron el futuro, el final del cuarto sol, que ocurrirá cuando sea aceptado mundialmente que una civilización mundial anterior se sacrifico para el desarrollo de la civilización actual y con ello demostrarnos históricamente la existencia de una realidad metafísica o espiritual, comprensión necesaria para que la nueva humanidad pueda evolucionar de manera correcta. Tal final del cuarto sol probablemente ocurrirá dentro de este siglo XXI.

     

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