Religión.

      En  su forma más abstracta Dios es un recurso sintético de la mente humana para armonizarse emotiva y espiritualmente con la naturaleza, independientemente de las cualidades que en cada religión se le asignen, pero considerando la definición literal de religión, como una visión que relaciona a todos los aspectos de la existencia, el ateísmo también puede serlo, aunque prescinda del concepto de Dios, herencia cultural del hombre prehistórico y por lo tanto puente de contacto con su evolución espiritual.

      Desde  éste punto de vista, ninguna persona puede escapar a la práctica de algún tipo de religión, pues como parte fundamental de su entendimiento, tiende a crear una visión general de su realidad personal y el mundo que le rodea. La cual es dependiente de las religiones de sus semejantes y la memoria que conservan de sus antepasados, creándose así las religiones colectivas.

      Es  por ello que podemos plantear relaciones entre las grandes religiones y los enigmas del hombre prehistórico, llegando a la conclusión de que la humanidad actual constituye una civilización programada por el homo sapiens prehistórico mediante las antiguas religiones, en las que nos ha dejado las señales que nos guiarán para llevar a buen término nuestro desarrollo y continuar la evolución de nuestra especie superando los peligros de los grandes genocidios que causaría el quebrantamiento del equilibrio ecológico de la biosfera terrestre.

      Dios  es la principal tesis cultural del hombre prehistórico, por medio de este concepto es que fue capaz de ofrendar su vida para crear la actual humanidad. Por lo que para mantenernos a la vanguardia del desarrollo de nuestra especie, en contacto con todo su pasado, difícilmente podremos prescindir de este concepto, el cual quizá sea el elemento cultural más potente y un pueblo sin Dios sea como un ave sin alas.

      El  concepto de Dios abarca todo aquello de lo cual aún no tenemos conciencia, en cuya expansión podemos considerar que Dios nos va revelando los nuevos conocimientos en el proceso de reencarnación de inteligencias ancestrales en nuestras vidas actuales. Pero debemos depurar dichos conocimientos en un análisis lógico y pragmático para una auténtica superación de nuestra especie humana. Con un humanismo que sea propio del amor de Dios al ser humano.